Los Pirineos atlánticos en bikepaking.
Los Pirineos atlánticos en bikepacking es una ruta circular por valles aragoneses y franceses que se puede realizar en dos, tres o cuatro etapas según el nivel físico y preferencias de cada uno.
Los atractivos de esta ruta son principalmente los grandes paisajes que recorremos, el clima atlántico y las carreteras bastante solitarias por las que pasamos, a excepción de la última parte, bajando de Candanchú y algo antes de llegar a Jaca en donde encontramos un poco más de tráfico, aunque nada reseñable. Bellas localidades como Ansó, Canfranc estación, Jasa, Aisa o los pequeños pueblos franceses de Urdos, Borce y Essaut ponen la guinda a este bonito trayecto.
Datos útiles.
Con inicio y final en Jaca, podemos aprovechar algún día extra y visitar esta bonita localidad del Pirineo aragonés. En la guía que hemos publicado de “Que ver en Jaca” os dejamos varias propuestas.
Esta ruta de los Pirineos atlánticos discurre en su totalidad por carretera así que cualquier tipo de bicicleta es válida para realizar este recorrido. Tener en cuenta que en algunos tramos no hay tiendas ni bares abiertos así que proveeos de algo de alimento sólido y agua.
Encontraremos alojamientos a lo largo de la ruta para dormir, aunque conviene asegurarse fuera del periodo estival si están abiertos y reservar con antelación.
Historia de Jaca.
Iacca, habitada por el pueblo ibero de los Iacetanos, fue la primera fortaleza conquistada por los romanos en Hispania.
Fundada por Sancho Ramírez a finales del S. XI y antigua capital del reino de Aragón, también fue la primera ciudad en sublevarse a favor de la República en 1930.
Ciudad de cuentos, leyendas, de heroicidad, de imponente catedral, de fortalezas y de batallas.
Situada en pleno Pirineo aragonés, rodeada de espectaculares montañas y puerta de entrada a valles franceses.
Callejear por su casco antiguo, ir de shopping o disfrutar de sus monumentos, fortalezas y de su inmejorable gastronomía por las tardes es algo que no puede pasar desapercibido a cualquier viajero.
Las etapas:
Se puede realizar en dos, tres o cuatro etapas, según nivel físico y la planificación que queramos llevar. Nosotros la hicimos en cuatro etapas.
Jaca – Ansó.
La ruta la iniciamos desde la Ciudadela, una fortificación de planta pentagonal en el centro de Jaca, y que fue construida a finales del siglo XVI, pudiéndose visitar en la actualidad.
Salimos de la Ciudadela, y enseguida cogemos la A-2605 y tras cruzar el río Aragón, rodamos muy tranquilos, ya que por esta carretera apenas hay tráfico, vamos pasando pequeñas localidades como Banaguás, Novés o Fraginal bajo, y es aquí en donde vamos paralelos al margen del río Estarrún, y así vamos remontando hasta llegar a Aísa, en donde seguimos una bonita y alpina pista asfaltada ya en clara subida, que nos llevará hasta el Collado de la loma de Aísa. Desde aquí iniciamos un endiablado descenso hasta Jasa, en donde paramos y desayunamos.
Tras este pequeño receso, salimos de Jasa paralelos al río Osía, y enseguida nos desviamos a mano derecha buscando la carretera que junto al río Aragón Subordán, nos llevará a la localidad de Hecho, en donde nos desviamos en dirección Ansó, y tras remontar a un collado con espectaculares vistas, iniciamos ya el descenso hasta Ansó, en donde pasamos noche. El lugar elegido es casa Baretón, en donde nos dieron alojamiento, cena y desayuno con una calidad excelente y a muy buen precio.
Ansó – Refugio de Belagua.
Nos levantamos muy temprano, y tras el excelente desayuno, enseguida montamos nuestras bolsas de bikepacking en las bicis y salimos. La temperatura es gélida, así que nos abrigamos bien para encarar la subida por la carretera de Zuriza, un lugar bastaste umbrío ya que está rodeado de bosques y altas montañas. Impresionante.
Tras llegar a la zona del refugio de Zuriza, el valle se abre y se dejan notar los rayos del sol ya que la temperatura sube notablemente, cosa que agradecemos en este avanzado otoño ya, nosotros seguimos la carretera y cruzamos a territorio navarro, en donde el valle del Roncal nos da la bienvenida en forma de un bonito descenso.
Llegamos a un desvío en el que podemos ir hacía la localidad de Uztárroz, pero decidimos seguir en dirección Francia, a través del refugio de Belagua en donde tenemos previsto pasar noche. Y así continuamos por la NA-137 rodeados de frondosos bosques y en donde no encontramos ningún tipo de servicios para abastecernos de agua o alimentos, por suerte decidimos coger un picnic en el alojamiento y vamos haciendo acopio de ello durante la ruta.
Tras cruzar el río Belagua, la carretera se enfila desde los 990 metros de altitud hasta los 1.445 metros en apenas seis kilómetros, lo que le dan una cierta dureza a este último tramo del día, aunque las vistas del valle así como la llegada al refugio de Belagua lo compensa con creces.
Esa noche solo nos alojábamos cuatro personas en el refugio de Belagua, así que estuvimos a nuestras anchas por los prados, estirando piernas, jugando a las cartas y conversando con los demás viajeros. La comida, el alojamiento, los baños y el desayuno muy correcto todo.
Refugio de Belagua – Urdos.
Poco podíamos intuir mientras desayunábamos que posiblemente iba a ser la mejor etapa de nuestras vidas encima de una bici. El color ocre de los árboles, las carreteras llenas de hojas caídas, así como los impresionantes paisajes por los que íbamos a pasar no nos iban a dejar indiferentes.
Tras hacer acopio de un buen y generoso desayuno en el refugio, montamos una vez más nuestras bolsas de bikepacking en las bicis y salimos afuera. Es de noche aún y una espesa niebla se concentra en las montañas, así que nos abrigamos bien, encendemos las luces y partimos.
El recorrido sigue subiendo hasta llegar a la frontera con Francia, para poco después coronar el Coll de la Pierre Saint Martin, que con sus 1698 metros de altitud, es el techo de nuestra particular ruta de 4 días en bikepacking por los pirineos atlánticos.
Tras hacer una pequeña parada y comer algunas barritas y frutas secos, iniciamos uno de los mejores descensos de nuestras vidas por una estrecha, sinuosa, humeda y espectacular carretera que nos hará frenar casi constantemente poniendo a prueba nuestra fuerza manos y brazos, como de los frenos de la bicicleta, y así vamos descendiendo desde los 1698 metros de altitud hasta los 455 de la localidad de Lées, (en donde no encontramos ningún establecimiento abierto), notando un cambio de temperatura en el ambiente brutal. De casi los cero grados que partimos por la mañana hasta los 22 grados a los que llegamos en este bonito valle francés.
Y así seguimos por la N-134 hasta llegar a la localidad de Urdos, en donde habíamos reservado habitación con cena y desayuno siendo un lugar que a pesar estar pegado a la carretera es muy tranquilo y tanto la cena, como el desayuno nos encantó. Aprovechamos la tarde para darnos una vuelta por el pueblo, tomar un chocolate bien caliente y planificar la siguiente etapa que nos había de llevar de nuevo al punto de partida, tres días atrás.
Urdos – Jaca.
El pequeño pueblo francés en el que hemos pernoctado se encuentra justo a los pies del puerto de Somport, y es la última localidad francesa antes de cruzar por el túnel de Somport a España.
Nosotros, como de costumbre, nos levantamos pronto, desayunamos y vamos a buscar las bicis que nos han guardado en un almacén, justo enfrente del hotel. Ya en la calle, montamos las bolsas y arrancamos por la carretera que lleva al túnel, con un ancho y cómodo arcén por donde circulamos muy seguros y así van pasando los kilómetros entre montañas y valles hasta llegar al desvío justo antes del túnel y en donde empezamos a subir por una angosta carretera en muy buen estado y con poco tráfico hasta llegar al Coll de Somport, justo en la frontera con España y con las estaciones de esquí de Astún y Candanchú.
Pasamos por esta última localidad para tomar un café y sorprendentemente no encontramos nada abierto, así que decidimos seguir carretera en dirección Jaca y así detenernos en Canfranc estación. Una parada obligada en este bikepacking por los pirineos atlánticos, debido a la gran cantidad de historias de heroicidad que transcurrieron en esta localidad durante la segunda guerra mundial y en la cual había un destacamento de nazis apostados aquí para evitar que la resistencia pasara judíos a España, desde donde iban a Lisboa y así, cruzar el atlántico rumbo a Sudamérica en donde les esperaba un futuro mejor, vale mucho la pena leer sobre este negro episodio de nuestro pasado más reciente.
Degustamos unos churros con chocolate, y encaramos de nuevo la N-330 con algo más de tráfico de lo deseado pero sin ningún problema, y así, vamos pasando por localidades como Castiello de Jaca, Villanúa, y algún pequeño pueblo más hasta llegar a Jaca, en donde pasamos por el bonito paseo de la cantera en donde hay unas casas espectaculares, para así bordeando la Ciudadela, llegar a nuestro punto de partida.
Sin duda, este es uno de los recorridos más espectaculares, tranquilos y sorprendentes que se pueden realizar en bicicleta por esta comarca. No os dejarán indiferentes ni los paisajes, ni las localidades, ni la gastronomía, ni la amabilidad de las personas que os encontrareis en el camino… y mucho menos todo el recorrido.