Bodega Clos d’ Agon.
Si algo tenemos claro, es que gastronomía y cultura van de la mano y tras recorrer L’ Empordà, una comarca en la que la enología está tan presente, no podíamos irnos sin visitar una de las bodegas más emblemáticas de la zona: Mas Gil – Bodega Clos d’Agon, situada en el municipio de Calonge, en el centro de una zona privilegiada para la viticultura, la Conca del Tinar.
Nos gustan los vinos hechos con cariño, y nos gusta aún más conocer la historia que hay detrás de cada uno de ellos. Como fueron sus inicios y el nacimiento de la finca en la que se originó dicho proyecto.
La historia de la bodega Clos d’Agon arranca en 1987, cuando un matrimonio francés decide comprar la antigua masía de Mas Gil, conocida en el siglo XV como Mas Sabaté y desde 1792 como Mas Gil, donde ya había 12 hectáreas de viña plantadas con variedades híbridas, marcos de plantación estrechos y conducciones en vaso. Estos propietarios se dejan asesorar por profesionales como Pierre Galet y André Crespy, catedráticos de la universidad de Montpellier y deciden arrancar la viña antigua y plantar variedades francesas de prestigio para la elaboración de vinos de calidad.
Tras esta etapa, seis amigos suizos amantes del vino, entre ellos Franz J. Wermuth (Les Grands Vins Wermuth), Frank Ebinger (Casa del Vino Ebinger) y Silvio Denz (Château Faugères, Chateau Rocheyron, Château Lafaurie-Peyraguey, Montepeloso) adquirieron este renombrado entorno vitícola en el año 1998 y contrataron como asesor al enólogo Peter Sisseck que elabora en Ribera del Duero grandes vinos como Pingus, Hacienda Monasterio, etc.A partir de este momento empieza un nuevo proyecto encarado hacia un aumento de la producción de vinos de calidad con el aumento de la superficie de plantación, recuperando antiguos bancales en las partes más altas de la finca, y con la construcción de una nueva bodega diseñada por el arquitecto Jesús Manzanares e inspirada en el maravilloso Mondrian, jugando con elementos como la madera y el hormigón, y colores que hacen que el edificio quede totalmente integrado en el espacio.
Actualmente, el director técnico Miguel Coronado sigue trabajando para intentar sacar el máximo partido al terruño particular de Clos d’Agon, y con ello seguir elaborando grandes vinos que se caractericen por un marcado estilo y calidad.
Nuestra visita empieza en la oficina de la bodega Clos d’Agon, donde nos recibe Anna y desde la terraza con vistas generales a la finca, nos sitúa y nos cuenta la interesante historia del origen de estas bodegas.
Seguidamente nos dirigimos a un viñedo cercano en el que se encuentra un mapa de la finca y sus diferentes variedades, formas de poda y suelo, y nos cuenta una curiosidad: no se riegan. La Conca del Tinar está protegida por Les Gavarres custodiando los viñedos de la fuerza de la Tramuntana, con una ligera pendiente en dirección al mar que, con su suelo entre arcilla y pizarra, goza de un buen drenaje. Y tener la costa mediterránea a escasos 5 kilómetros, hace que se mantenga la humedad en la tierra y se cree un particular microclima.
Volvemos a la bodega y ahora entramos en la sala de elaboración y procesado. Con una gran explicación técnica, Anna nos enseña el paso a paso desde la vendimia hasta su embotellado, variedad por variedad, cada uno con sus tiempos dirigidos por el enólogo, para terminar en la sala de barricas. Roble francés renovado cada 3 años.
Regresamos a la terraza donde nos espera la cata de vinos en una pérgola acristalada, con unas vistas impresionantes entre el mar y la montaña y los municipios de Calonge y Sant Antoni.
La mesa está preparada con las copas y un salvamanteles con todos los vinos y sus coupages. Acompañamos los vinos escogidos por Anna, con un surtido de quesos que resulta un maridaje perfecto. Cada vino lo complementa con una introducción que nos guía durante la cata. Descubrimos la gama Amic, vinos jóvenes en blanco, tinto y rosado, frescos, desenfadados, unos vinos fáciles de beber a diario.
Pasamos a los Valmaña. Su tinto, de Merlot y Syrah, un clásico de la bodega. El blanco, fresco con un aroma a magnolias típico de la Viognier, frutas blancas y tropicales de la Marsanne… En resumen, un blanco goloso y elegante.
Otro de los vimos que descubrimos es un delicioso rosado, Alba del Tinar realizado con Garnacha gris y Cabernet franc. Es un vino con un color rosa pálido, pero en nariz deja un olor profundo a frutas rojas frescas, destacando las fresas, suave olor a flores blancas y vainilla. Un indispensable en nuestras bodegas.
Terminamos la cata con el pilar de la bodega, los Clos d’Agon. Vinos de muy alta calidad que expresan el terroir, la excelencia e identidad. Un tinto con la mejor selección de Cabernet Sauvignon, Petit Verdot, Syrah y Cabernet franc. Aroma a frutas rojas y negras maduras, taninos elegantes con un gran cuerpo y persistencia en boca.
El Clos d’Agon blanco con un coupage de la mejor selección de Roussane, Viognier y Marsanne. Miel, flores blancas, frutas maduras con un final especiado y mineral. Resulta con un final amargo pero elegante, que te invita a continuar.
Nuestra experiencia termina con la visita a la tienda para adquir algunos de los vinos que catamos de la mano de nuestra guía. ¡Muchas gracias por todo, Anna!
Mas Gil – bodega Clos d’Agon, además de ofrecer diferentes tipos de visitas y catas de sus líneas de vinos, también realiza experiencias como E-wine (un recorrido en bicicleta eléctrica entre viñas), puedes descubrir la finca con un pic-nic con vistas al mar, visitas y catas con el enólogo, reuniones de empresa, eventos con un chef privado e incluso bodas en la masía que da nombre a esta finca.
Sin duda, unos viñedos, una elaboración y unos vinos de los que irse más enamorado aún, si cabe, de esta comarca de L’ Empordà, que hemos recorrido en bicicleta.